Día Internacional del Bebé Prematuro 2025: Un comienzo fuerte para un futuro esperanzador, con el Método Mamá Canguro.
- Lumma

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Cada 17 de noviembre el mundo se une para visibilizar la prematuridad, una realidad que atraviesa emocional, física y socialmente a miles de familias.
Este año, la OMS propone un lema profundo y esperanzador:
“Dar a los bebés prematuros un comienzo fuerte para un futuro lleno de esperanza.”
Ese “comienzo fuerte” no se trata solo de intervenciones médicas: también habla de acompañamiento, de vínculo temprano, de contención emocional, de información accesible y de cuidado integral de toda la familia.

Por eso, en Lumma Crianza elegimos dedicar este artículo al rol del Método Mamá Canguro (MMC), al acompañamiento respetuoso y a cómo el sostén emocional y físico puede moldear el futuro de estos bebés.
Y para hacerlo, queremos compartir una historia real que nos llegó este año y que resume, con crudeza y ternura, lo que significa darle a un bebé prematuro ese “comienzo fuerte”.
La historia real que llegó a nuestro mensaje privado: Abril
Hace unas semanas recibimos un mensaje que decía:“No sé si esto les sirve para el Día del Prematuro, pero ojalá yo hubiera encontrado algo así cuando recién empezaba.”
Era Delfina, mamá de Abril, una bebé que nació con 30 semanas. Con su permiso, compartimos parte de su relato porque, de alguna forma, su experiencia habla en nombre de muchas familias.
Un comienzo inesperado
“Mi embarazo iba perfecto… hasta que dejó de ir perfecto”, comienza el mensaje.
Una pérdida mínima, un chequeo por control, una internación urgente. Luego la frase que desarma todos los planes: “Puede nacer hoy.”
Y nació.
Abril llegó al mundo antes de tiempo, rodeada de luces, alarmas y manos profesionales que hicieron todo lo posible para darle estabilidad.
“Yo la vi segundos. Después la llevaron. Me quedé ahí, sin ella, sin entender si yo seguía siendo mamá.”
Así, muchas veces, empieza la historia de la prematuridad.
Cuando la incubadora es el mundo entero
Durante los primeros días, la incubadora fue el único hogar de Abril. Delfina describe esa etapa como “mirar la vida desde afuera de un vidrio”.
El tacto tenía protocolos. Las preguntas parecían infinitas. El miedo también.
Hasta que una neonatóloga le dijo:“Aunque esté ahí adentro, te necesita. Tu presencia es parte de su tratamiento.”
Ese reconocimiento —ese permiso interno y externo— abrió una nueva etapa.

El Método Mamá Canguro: una herramienta para un comienzo fuerte
El MMC no es solo contacto piel con piel: es un programa integral que incluye:
postura canguro,
lactancia materna o alimentación respetuosa,
alta precoz organizada,
participación activa de la familia en los cuidados,
seguimiento continuo,
y un enfoque centrado en el bebé y sus cuidadores.
A los 12 días, Abril tuvo su primera experiencia piel con piel. Delfina recuerda:
“Me temblaban las manos. Tenía miedo de hacerle daño… De sostenerla mal, de que fuera demasiado chiquita para mí.”
La enfermera se acercó con un fular ergonómico, para el MMC —suave, respirable, diseñado para permitir un contacto seguro y continuo— y me dijo:
“Vamos a hacerlo juntas. El fular te va a ayudar a sostenerla sin miedo. Ella siente tu respiración, tu calma. Ese es su comienzo fuerte.”
El proceso fue lento, guiado, lleno de detalles: ajustar primero en el torso, crear una “bolsita” segura para su pequeño cuerpo, comprobar la postura, verificar la vía, chequear su respiración. Y cuando finalmente Abril quedó apoyada sobre el pecho de su mamá, contenida por el fular, Delfina sintió algo que no esperaba:
“No era solo calor. Era como si por primera vez pudiéramos respirar al mismo ritmo. Sentí que dejaba de estar sola detrás del vidrio.”
Ese momento —un fular envolviendo, un cuerpo sosteniendo, una mamá encontrándose con su bebé— fue más que un contacto: fue presencia sostenida, seguridad física, oportunidad de regularse juntas, de construir vínculo incluso en un contexto tan frágil.
Lo que siente una mamá, lo que siente un papá, lo que siente un bebé
Martín, el papá de Abril, también hizo MMC:
“No sabía si estaba respirando bien, si la postura estaba bien… Pero ese día entendí que yo también contaba. Que ser papá ahí también era parte del tratamiento.”
La ciencia lo confirma: el MMC mejora la regulación térmica, reduce infecciones, favorece la lactancia, estabiliza la respiración, mejora el crecimiento y reduce el estrés tanto del bebé como de sus cuidadores.
Pero para quienes lo viven, es algo más profundo:
Es recuperar el rol cuando todo parecía arrebatado.Es reconstruir el “nosotros”. Es darle al bebé, literalmente, un comienzo fuerte.

Creciendo hacia un futuro lleno de esperanza
Abril estuvo internada 52 días. Hoy tiene 2 años, una energía inmensa y un brillo particular.
“No olvidamos nada de lo que pasó”, escribe Delfina.
“Pero el MMC nos enseñó que incluso cuando todo parece frágil, hay formas de construir futuro.”
Ese es el corazón del lema de este año: dar oportunidad, dar sostén, dar herramientas, dar esperanza.
Un testimonio que nos recuerda la fuerza que tienen las familias
Cuando una familia confía en nosotros lo suficiente como para compartir su historia, entendemos algo fundamental:
El acompañamiento salva emocionalmente, sostiene, guía y da fuerza.
Y ese acompañamiento es parte del “comienzo fuerte” que cada bebé merece.
La historia de Abril no fue escrita para un blog. Fue un desahogo. Y, aun así, ilumina el camino de otras familias como pocas cosas pueden hacerlo.
Por eso, este artículo es también un agradecimiento.
A Delfina, a Martín, y a cada familia que se anima a poner en palabras lo vivido.
Y si vos también pasaste por neonatología, MMC o una internación prolongada, te invitamos a compartir tu experiencia cuando sientas que sea el momento. Porque tu historia puede convertirse en el inicio esperanzador de otra familia.

El Método Mamá Canguro (MMC) es mucho más que un momento de contacto piel con piel: es una estrategia integral que promueve estabilidad fisiológica, emocional y vincular. En muchos hospitales, el fular se convierte en un aliado clave para acompañar este proceso.
¿Por qué el fular es tan importante en Método Mamá Canguro?
✔ Facilita un contacto sostenido y seguro
El fular permite mantener la posición canguro durante más tiempo, sin que el adulto tenga que sostener permanentemente el peso del bebé. Esto reduce el cansancio, aumenta la duración del contacto y favorece la regulación térmica, respiratoria y emocional del bebé prematuro.
✔ Contiene y da estabilidad al bebé
El ajuste correcto del fular crea un “nido” seguro que respeta la flexión natural del prematuro, ayudando a estabilizar su postura y brindando una sensación de contención similar al útero materno.
✔ Favorece la participación activa de la familia
Tanto la mamá como el papá u otros cuidadores pueden hacer MMC usando el fular, sintiéndose más seguros y acompañados por una herramienta que distribuye el peso y facilita la movilidad dentro del entorno hospitalario.
¿Qué características debe tener un fular para uso en neonatología?
Ser suave, respirable y apto para piel extremadamente sensible.
Permitir ver la vía aérea y la postura del bebé en todo momento.
Ajustarse bien para evitar deslizamientos.
Ser de un material flexible pero firme
Adaptarse al tamaño del bebé sin generar presión sobre abdomen o tórax.
Beneficios respaldados por evidencia
Los estudios muestran que el uso adecuado del fular en MMC puede:
mejorar la saturación de oxígeno,
estabilizar la frecuencia cardíaca,
reducir episodios de apnea,
aumentar la duración de los episodios piel con piel,
disminuir el estrés del bebé y del cuidador,
favorecer la lactancia,
y fortalecer el vínculo temprano.
Más allá del hospital
Cuando llega el alta, el fular continúa siendo una herramienta valiosa:acompaña la transición al hogar, mejora la regulación emocional del bebé y facilita el día a día de los cuidadores, que pueden sostener y responder a su bebé prematuro sin perder movilidad.
Este 17 de noviembre, celebramos la fuerza, la resiliencia y el futuro
El lema de este año no es solo una frase: es un compromiso. Dar a los bebés prematuros un comienzo fuerte significa:
acompañarlos con contacto,
brindar información clara,
incluir a los cuidadores,
apoyar emocionalmente,
y construir redes que sostengan.
Desde Lumma Crianza seguiremos trabajando para eso: para que cada bebé, cada mamá, cada papá y cada familia tengan herramientas, contención y acompañamiento real.
Y a Abril, que sin saberlo, está ayudando a construir un futuro más esperanzador para muchos otros bebés: gracias por ser luz.




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